La fiebre del póker llega a Dublín
La terraza del City West Hotel de Dublín se va llenando de fumadores que salen de la sala de juego para hacer un ‘break’. Dos hombres con camiseta gris y gorra de Nueva York entran en el pub del hotel para tomar una Guiness negra. Otro individuo con sombrero tejano y botas camperas pide también en la barra la icónica cerveza irlandesa.
El popular jugador profesional belga Davidi Kitai ha venido con su esposa y su bebé de dos meses. El ambiente es familiar y amigable, muy lejos de los habituales torneos de póker serios, distantes y ostentosos que acompañan a esta disciplina.
Es así como ha querido la empresa francesa Winamax que se relacione a su marca con el juego del póker: competitividad, pero también buen rollo y ambiente distendido. Un año más, y ya van nueve ediciones, se organiza en Dublín el WPO –Winamax Poker Open-, en la semana del 17 al 23 de septiembre, con más de mil participantes, en concreto 1.191 según datos de la organización.
“La cifra supone un nuevo récord de inscritos. Para el ‘Main Event’, que es el torneo final que se celebra los tres últimos días, se han clasificado 251 jugadores del total de participantes”, explica la responsable de Relaciones Públicas de Winamax, Laurence Duplessis. La mayoría de ellos forma parte de la comunidad de Winamax, que a lo largo del año disputa partidas ‘on line’, pero que en este evento tiene la ocasión de conocerse en persona, a través de partidas presenciales en mesas de seis jugadores. “Pueden verse las caras, jugar de tú a tú, saber cómo reacciona cada uno ante una situación concreta o cuándo están haciendo un farol. El póker es mucha psicología y conocer al rival, no sólo matemáticas y probabilidades”, añade Laurence.
De hecho, en las partidas presenciales el factor humano juega un papel muy relevante, pero en las que se disputan ‘on line’ entran en juego otros factores como cuánto tiempo tarda en reaccionar tu rival o qué tipo de estrategias suele utilizar. Es todo más sutil, pero en todo caso la fortaleza mental, la paciencia y la intuición siguen teniendo mucho peso.
Winamax celebra tres torneos al año. Al WPO de Dublín se suman el SisMix que la pasada temporada se celebró en Marrakech, y el WPT de Francia. Desde las 12h del mediodía hasta pasadas las dos de la madrugada, se suceden las partidas de póker. Hay más de 500.000 euros en premios, por lo que el ganador se embolsará cerca de 100.000 euros, aunque la mayoría de premios depende del montante de las apuestas.
“Son capaces de leerte la mente”
“La gente viene por el dinero, por supuesto, pero también por la emoción del juego, por la oportunidad de competir contra profesionales”, apunta Laurence. Jugadores como el irlandés Max Silver, el belga Davidi Kitai, el italiano Mustapha Kanit o la propia Leo Margets son un auténtico espectáculo. “Son capaces de leerte la mente. Estudian al rival y escrutan su mente hasta que saben exactamente qué te está pasando por la cabeza con un simple movimiento de manos o con el gesto más mínimo”, relata la responsable de Winamax.
No sólo es la emoción del póker, también es la diversión de un evento que incluye otros tipos de juegos de azar y de destreza a lo largo de las jornadas para atraer al público. El WPO de Dublín quiere englobar todos estos conceptos.
Sobran las razones para que el póker enganche a tanta gente. El perfil del jugador, tanto presencial como ‘on line’ es mayoritariamente de 18 a 30 años, aunque a muchos veteranos el atractivo de este juego les sigue cautivando. El póker está viviendo su particular ‘boom’ que lo convierte en una de las prácticas más en auge en nuestros días.
